lunes, 30 de marzo de 2009

A punta de pistola asaltan céntrica panadería de Trelew

17 de Marzo del 2009
Dos malvivientes, posiblemente contando con el apoyo lo-gístico de un tercero, asaltaron a punta de pistola la panade­ría «Gardoro», un tradicional negocio que desde hace años funciona en una céntrica esquina de Trelew. Durante el atra­co, encañonaron e hicieron arrodillar a un cliente y redujeron a las dos muchachas que atendían el lugar, para huir después con una suma cercana a los 600 pesos en efectivo que había en la caja registradora.
El hecho ocurrió diez minutos antes de las nueve de la no­che del domingo, según lo afirmó una de las víctimas, una joven que desde hace un año y medio dijo que trabajaba en la panifi­cación y que era la primera vez que se veía involucrada en un robo a mano armada. Rieron dos los delincuentes que entraron a las instalaciones de Ameghino y avenida 9 de Julio. «Uno de ellos ingresó por detrás del mostrador y el otro apuntaba para que no nos movamos», explicó la empleada.
El atraco -que tuvo ribetes realmente dramáticos e intentó ser ocultado por las máximas autoridades de la Unidad Regional de Trelew- fue perpetrado -de acuerdo a lo que dijo haber obser­vado la muchacha- por un sujeto mayor y un menor, ambos usando anteojos de sol. «Se llevaron toda la plata en cuestión de segundos. A los gritos nos decían que solamente querían la re­caudación, que no nos iban a lastimar si no hacíamos nada, y así a los gritos nos pedían los celulares y las cosas que teníamos. Una de nosotras gritó que no teníamos nada porque estábamos trabajando, y que lo único que había era lo que estaba en la caja», contó.
Agregó después: «Tiraron al cliente al piso y lo hicieron arrodillar para que no lo vieran. Actuaron prácticamente a cara descubierta, con unos anteojos de sol, pero todo lo hicie­ron en cuestión de segundos», remarcó.
«Yo, de los nervios me empecé a mover -agregó- y uno me amenazó para que me quedara quieta, porque si no me iba a disparar, encañonándome con el arma. Atrás estaba mi jefe y su cuñado». ¿Y ellos no se dieron cuenta de lo que estaba suce­diendo adelante del negocio? se le preguntó entonces. «No, porque estaban las cortinas bajas, estaban escuchando el par­tido y no se ve para adelante», indicó.
¿Cuánto estiman que se llevaron de la caja registradora? le volvió a consultar EL CHUBUT. «Unos seiscientos pesos; el cambio directamente. No alcanzaron a llevarse nada más por­que, como te decía, al verme que yo me fui hacia la cortina, se dieron cuenta de que atrás había más personas y entonces lo único que hicieron fue apurarse a sacar la plata de la caja e irse», consignó.
La muchacha afirmó después que uno de los malvivientes, el que pasó del otro lado del mostrador a sacar el dinero que había en la caja registradora, era menor. «El otro parecía ma­yor de edad. Un hombre grande», indicó. ¿Pudo haber habido un tercero afuera? insistió EL CHUBUT; a lo que la chica respondió: «Calculamos que sí, porque fue cuestión de segun­dos para que salieran y desaparecieran. Cuando ellos se fueron yo pegué un grito desde el mostrador, de que habían robado, y salió mi jefe y todos corriendo, pero ya no estaban. La Policía apareció en cuestión de minutos y no los encontraron».
Finalmente sostuvo: «Calculamos que pudieron haber anda­do en un vehículo, pero esperaron primero a que cerraran la puerta de la esquina, que el cliente entrara, que le cobrara, y cuando vieron la posibilidad de entrar, cuando se estaba ha­ciendo la caja, lo hicieron».

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